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complacencia

Page history last edited by Anna 11 years, 7 months ago

 

Parece que nos gusta que nuestra voz interior nos llegue del exterior.

 

Pero la complacencia no es un método, ni una receta, se trata más bien de una actitud general, que se desprende del estado amoroso real. Una persona que ama sencillamente no puede relacionarse con el ser amado por la vía de la autoridad, más al contrario: el bienestar y la felicidad del ser amado se convierte en mi felicidad y mi bienestar. Esa es la vía de la complacencia.

 

 

 

“La verdad simple y sencilla es que amar es complacer al ser amado, y si yo deseo complacer los deseos de los seres que amo, y si los seres que me aman desean complacer mis deseos, las órdenes carecen de sentido.  El sistema libidinal es el sistema de relación humano normal, que para eso existe.  Las órdenes y la obediencia pertenecen a un sistema jerárquico artificial.”

"Nos hacen creer que no sabemos nada del cuidado de las criaturas, y nos empleamos en aprender los métodos y las pautas que dictan los expertos, y mientras nos aplicamos a ello, dejamos inoperantes nuestros impulsos amorosos con su función básica de interacción libidinal, y con toda su sabiduría. Además, la complacencia es la verdadera vía del aprendizaje, la que respeta y da satisfacción a la curiosidad del niño o de la niña. Esta curiosidad crece exponencialmente a medida que se satisface, y entonces se acrecienta la búsqueda del conocimiento y se multiplica el esfuerzo y la dedicación al estudio. La situación actual del o de la estudiante es esperpéntica por lo alejada que está de lo que podría ser de un sistema de aprendizaje respetuoso con los jóvenes seres humanos". (Casilda Rodrigañez)

 

 

 

Cuando reprimimos los deseos del otro estamos siendo violentos (no en las formas necesariamente). En sí, la represión es violencia. Pero nosotros los adultos negamos e invisibilizamos esta violencia llamándola educación. Ya no somos opresores, somos  educadores, pedagogos.

 

 

“A esta criatura no le gusta obedecer, ni mandar, ni triunfar ni perder, sinó vivir abandonada, produciendo más de si misma y sintiendo el bienestar de la autorregulación y de la armonía; no le gusta poseer sinó derramarse, no le gusta hacerse importante sinó deshacerse entre los demás, sabe que es delicioso poder confiar incondicionalmente y dejarse llevar. Que el vivir pudiera ser ese dejarse flotar y amar. Es la criatura que recuerda la dulzura de la interpretación armoniosa del paraíso perdido y su anhelo mas verdadero y hondo es poder recuperar ese estado”.
(Casilda Rodrigañez).

 

 

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